domingo, 31 de enero de 2010

Arquitectura Gótica: la catedral gótica II

LA PLANTA
- Las plantas son muy similares a las románicas: trres o cinco naves longitudineles y cabecera con transepto, presbiterio y remate en ábside o deambulatorio con capillas radiales.

- La nave central es audazmente más alta que las laterales.



BÓVEDA

- El arco apuntado u ogival hace posible la gran novedad del gótico,la bóvedade crucería.

- La bóvea de crucería es el resultado del cruce entre arcos apuntado, qeu forman un esqueleto de nervios; elespacoio entre los nervios se rellena conplementería (material ligero de relleno). La clave de la bóveda es la dovela central que la cierra.

- Las tensiones de la bóveda de crucería , que se resuelven en el exterior con contrafuertes y arbotantes, en el interior recurren a pilares. Los nervios de la bóveda acostumbrana prolongarse en baquetones o columnillas adosadas a lo largo de los fustes de los pilares, hasta el suelo.

- Los muros ya no cargan la cubierta, de manera que sus paredes pueden estar perforadas por grandes ventanales -decorados con vidrieras y tracerías- que potencian la luminosidad. El muro también se desmaterializa en al alzado interior de la iglesia -arcadas, triforio y claristorio- y en las fachadas con un gran ventanal circular vidriado: el rosetón.




CONTRAFUERTES Y ARBOTANTES


Para soportar el empuje del peso de las bóvedas, en vez de construir gruesos muros como se realizaba en el románico, en el que los contrafuertes adoptaban la forma de pilares adosados exteriormente al muro, con un ancho creciente en su base; los arquitectos góticos idearon un sistema más eficiente: los contrafuertes con arbotantes. Los contrafuertes se separan de la pared, recayendo el empuje sobre ellos por medio de un arco de transmisión denominado arco arbotante. Todavía se puede alcanzar una mayor resistencia colocando a continuación un segundo contrafuerte. Los arbotantes también cumplen la misión de albergar los canales por donde descienden las aguas de los tejados y evitar así que resbalen por las fachadas.

Por un lado, la disposición de estos machones transversales permitía hacer fachadas no portantes, esbeltas, con enormes huecos. Por otra parte, al conectar los contrafuertes por medio de arcos arbotantes a la estructura principal se ganaba brazo de palanca y se liberaba espacio para situar naves laterales, paralelas a la nave principal.

Los botareles y demás contrafuertes se decoran, montando pináculos sobre ellos para que tengan más peso y resistencia, logrando así con estos remates el doble fin constructivo y estético.

El sistema de arbotantes y contrafuertes de las iglesias góticas constituye un elemento característico que embellecen el exterior de los edificios, pero a la vez, ponen de manifiesto la propia fragilidad estructural, ya que sujetan el edificio a modo de apuntalamiento externo.





ALZADO INTERIOR

- La organización del alzado interior sigue su preedente románico: arcadas que conducen a las naves laterales, un triforio -estrecho pasadizo con arquerías, que sustituye ala tribuna románica-, y un claristorio -cuerpo de ventanales-.




EL ARCO APUNTADO

El arco apuntado es uno de los elementos técnicos más característicos de la arquitectura gótica y vino a suceder al arco de medio punto, propio del estilo románico. El arco apuntado, a diferencia del arco de medio punto, es más esbelto y ligero por transmitir menores tensiones laterales, permitiendo adoptar formas más flexibles, resulta más eficaz, pues gracias a su verticalidad las presiones laterales son menores que en el arco de medio punto, permitiendo salvar mayores espacios. Durante el gótico el arco apuntado mostró variantes como el arco conopial durante el denominado gótico flamígero o el arco Tudor, durante el denominado gótico perpendicular inglés.



VENTANAS Y VIDRIERAS


La reducción de la estructura sustentante al mínimo imprescindible permitió abrir grandes huecos en los muros de las fachadas. Los artistas de la época pudieron dar rienda suelta a su imaginación creando un arte desconocido hasta la fecha.

Las ventanas del periodo de transición suelen ser como las románicas de arco apuntado. Pero luego se ostenta el verdadero ventanal gótico amplio y decorado en su parte superior con hermosos calados de piedra, los cuales se forman de rosetoncillos combinados, siempre sostenidos por columnillas o parteluces. En el siglo XIV se complica la tracería multiplicándose los rosetoncitos y adelantando ya el XV se combinan las líneas formando curvas serpenteantes constituyendo el calado flamígero.

Una cosa parecida se observa en los grandes rosetones que se colocan en lo alto de las fachadas: al principio, toman la forma radiante y sencilla aunque en iglesias suntuosas es algo más complicada. Se multiplican los adornos de la rosa en el siglo XIV y en el XV llega a ser la tracería un verdadero laberinto de curvas enlazadas.



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